El jueves 4 fuimos parte de algo grande: nuestro aplauso se sumó a una serie de medidas que se tomaron en la mayoría de los medios periodísticos de prensa escrita de la Ciudad de Buenos Aires. Quite de firmas, asambleas y aplausos para expresar que queremos que se nos respete un legítimo derecho como trabajadores: paritarias generales.
En Atlántida-Televisa, la convocatoria era a las 4 de la tarde. Unos minutos después de la hora señalada, algunos nos reunimos en el hall de la planta baja, frente al ascensor principal. Como no éramos muchos, empezamos a debatir qué hacer: ¿Subimos por las escaleras aplaudiendo? ¿Suspendemos acá y nos vamos amargados? ¿Por qué no vinieron todos los que habían decidido hacer la medida? ¿Cómo conviene ir a hablarles para convencerlos? Las preguntas seguían, con cierto enojo y algo de tristeza. Decidimos igual empezar a aplaudir, y no abandonar el espacio semanal. En todo caso, dar la pelea porque los compañeros se sumen.
Arrancó el aplauso, las palmas ensordecían, se escuchaban contundentes. Y empezaron a aparecer los compañeros. Bajaban por la escalera, se asomaban por el pasillo, venían apurados. Triplicamos el número inicial. Hasta hubo lágrimas de emoción. Nos mirábamos, sonreíamos, nos sosteníamos. Algo de ruido habremos hecho, porque luego de la jornada del jueves, las partidarias generales están más cerca que nunca de ser una realidad.
El próximo miércoles, volvemos a hacernos oír.
¡Arriba las palmas! ¡Vamos que lo conseguimos!
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